Desde octubre de 2024, una huelga masiva organizada por casi 50,000 miembros de la International Longshoremen’s Association (ILA) ha afectado gravemente a los puertos de la costa este y del golfo de Estados Unidos, en el primer paro laboral de este tipo en más de 50 años. Esta acción ha interrumpido operaciones en más de 36 puertos importantes, incluidos los de Houston, Baltimore, y Nueva York/Nueva Jersey, paralizando el flujo de mercancías clave como bienes perecederos y productos industriales.
Contexto y demandas de los trabajadores
El conflicto surge principalmente de dos cuestiones clave. Primero, los trabajadores buscan aumentos salariales significativos, argumentando que los incrementos actuales no cubren el aumento en el costo de vida, en gran parte impulsado por la inflación. En segundo lugar, la creciente automatización en los puertos ha sido motivo de tensión, ya que los trabajadores temen que la implementación de nuevas tecnologías reduzca considerablemente el número de empleos disponibles en el sector.
Desarrollo de la huelga y negociaciones
A pesar de los esfuerzos por parte del gobierno de Joe Biden para mediar en el conflicto, las negociaciones entre la ILA y la United States Maritime Alliance (USMX), que representa a las líneas navieras y asociaciones portuarias, no han llegado a un acuerdo. El presidente Biden ha instado a ambas partes a alcanzar un contrato justo y propuso un aumento de $4 por hora antes del paro, pero no ha utilizado medidas como la Ley Taft-Hartley, que podría forzar la reanudación de las operaciones.
Impacto económico en EE.UU.
El paro ya ha generado un impacto significativo en la economía estadounidense. Se estima que las pérdidas oscilan entre $2.1 mil millones y $4.5 mil millones por día, afectando principalmente a productos perecederos y componentes industriales que son clave para las cadenas de suministro de varias industrias. Los expertos predicen que la situación podría empeorar si la huelga se prolonga, con consecuencias graves como un aumento en los precios al consumidor debido a la escasez de productos en tiendas y fábricas.
Además, se estima que más de 100,000 empleos podrían verse afectados temporalmente, lo que añade más presión económica en las áreas dependientes de la actividad portuaria.
Repercusiones y contagio al flujo global
Las implicaciones de esta huelga no se limitan a EE.UU. Que uno de los mayores mercados y comerciantes del mundo retenga el flujo de contenedores y entorpezca las rutas de varios buques está comenzando a afectar al flujo de equipos, lo que podría provocar ajustes de precios en el comercio global. La reducción de la oferta no solo afectaría a los socios comerciales directos de EE.UU., sino que también podría tener un impacto en terceros países, quienes verán alterados sus propios flujos comerciales y rutas logísticas. Este contagio al flujo global podría generar aumentos de precios a nivel internacional, intensificando las presiones inflacionarias en varias economías.
Conclusión
La huelga de los puertos en EE.UU. es un conflicto complejo con repercusiones locales y globales. La oposición a la automatización y las demandas salariales subrayan las tensiones en un sector crítico para el comercio mundial. Mientras la disputa sigue sin resolverse, los efectos sobre la cadena de suministro y el flujo global de bienes ya se sienten, con el potencial de generar importantes trastornos económicos en las próximas semanas si no se llega a una solución rápida.
