En la entrada pasada comentábamos que el incidente del Canal de Suez puso de manifiesto la necesidad de buscar nuevas rutas que conecten a Europa con Asia. Una de ellas es la llamada Ruta del Ártico que se considera una opción viable debido en primer lugar a los efectos del calentamiento global. El derretimiento de los hielos del Ártico hace que cada vez sea más barato, rápido y seguro atravesar este paso que tomar el Canal de Suez. Los días de gloria de ese canal navegable en Egipto podrían llegar a su fin si los casquetes polares siguen derritiéndose.
A medida que retrocede la capa de hielo flotante de las regiones oceánicas polares, Rusia avanza a pasos agigantados en la implementación de una vía comercial que conecte a ambos continentes la cual no sólo permitirá a Rusia competir directamente con el Canal de Suez sino explotar la región entera con un plan de inversiones que los expertos cifran en trillones de dólares.
Obviamente semejante proyecto involucra muchos desafíos y magnos costos. Por ejemplo, aunque efectivamente, el cambio climático ha facilitado las cosas y algunos cargueros modernos del grupo privado Novatek, ya lograron recorrer esta ruta en Enero pasado sin necesidad de asistencia, la construcción del proyecto marítimo no deja de representar una apuesta muy costosa y que aún no es transitable para barcos comerciales convencionales. Rusia ha respondido a este desafío preparando una flota de rompehielos a propulsión nuclear para acompañar y ayudar a franquear esa zona a buques menos equipados.
Este año podrían transportarse por la Ruta Marítima del Norte más de 30 millones de tons, un volumen significativamente superior a las 5,5 millones de tons registradas en 2019. Eso significaría un espectacular crecimiento del 440%, si se toman por buenas las cifras que ofrece la propaganda rusa. El Presidente ruso Vladimir Putin se fijó como objetivo aumentar el volumen de tráfico a lo largo de esa ruta a 80 millones de tons para 2024. Además, para dar servicio al tránsito del paso del noreste, el gobierno de Putin tiene prevista la creación de 5 ciudades en la costa siberiana que no existen en la actualidad.
«Lo que tienen en mente los rusos ahora mismo es que en cada una de esas nuevas ciudades puedan vivir unas 150.000 personas. Pero para eso se necesita crear una red de transporte completamente nueva y francamente descomunal que conecte el norte con el resto del país»
Los rusos dan por sentado que cada año el hielo retrocederá un poco más. Ellos creen que la ruta será rentable cuando la temporada de deshielo sea más larga. Según sus cálculos, en el verano de 2030 habrá una pérdida total del hielo marino, si ésta llegara a durar al menos 4 meses, entonces se obtendrían las ganancias suficientes para mantener las infraestructuras.
Guerra Fría en el Siglo XXI
El Ártico es una región rica en recursos naturales muy valiosos como petróleo y gas, no sorprende por eso que los Estados Unidos tengan a esa región en la mira y para conseguir colarse están dispuestos a todo, incluso a comprar Groenlandia. Eso obviamente está muy lejos de suceder, en primer lugar porque Dinamarca nunca lo permitiría y los rusos consideran el Ártico su casa y no lo piensan compartir.
Por otro lado, aunque China no tiene una visión geopolítica como la de Rusia y Estados Unidos sino más bien comercial -de hecho ya tiene acuerdos de esa naturaleza con Groenlandia- tampoco va a dejar que los Estados Unidos se lleven parte del pastel, ni una sola tajada. Y como es costumbre, el gigante asiático no se anda por las ramas, también parece dispuesto a todo para influir sobre Groenlandia, una zona estratégica que juega un papel fundamental en el proyecto del paso del noroeste y que como mencionamos anteriormente, tiene recursos naturales muy valiosos como tierras raras, que son fundamentales para la tecnología, algo que le garantizaría a China una posición privilegiada en el tablero del Ártico.
La pelota parece estar en estos momentos sobre el gobierno de la isla, que tendrá que decidir con cuál inversor se queda. Groenlandia ya está moviendo fichas, tratando de ganar autonomía frente a Dinamarca. De hecho, en el gobierno groenlandés se formó ya un Ministerio para la Independencia.
«La batalla por Groenlandia anticipa la futura configuración de la Tierra con el Ártico al descubierto, y plantea una nueva Guerra Fría entre las potencias más poderosas de este siglo.»
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Fuentes:
https://www.revistagq.com/noticias/articulo/ruta-comercial-oceano-artico-comercio-mundial-canal-suez
