Hace muchos años, en 1992, doce de los contenedores que portaba el carguero Ever Laurel en su trayecto desde Hong Kong a los US cayeron al Océano Pacífico. En algunos de ellos había juguetes, incluidos los clásicos patitos de goma amarilla que se usan para entretener a los niños en la bañera. Este incidente podría haber pasado desapercibido si no fuera porque los casi 30,000 patitos náufragos se convirtieron en objeto de gran ayuda para la ciencia.
¿Cómo es eso? Resulta que con el tiempo, estos patitos llegaron a varios continentes diferentes, revelando una red mundial de corrientes, que hasta entonces había permanecido invisible. Rastreando el curso que siguieron a lo largo de los años estos resistentes juguetes, científicos como Curtis Ebbesmeyer y James Ingraham, pudieron determinar cómo se mueven y cambian a través del tiempo las corrientes oceánicas.
A veces las cosas que salen mal, no siempre tienen consecuencias negativas.
La historia de estos patitos condujo a una mayor comprensión de cómo están conectados todos nuestros mares. Uno de los hallazgos más relevantes ha sido el de que todos los océanos del mundo forman un conjunto heterogéneo, pero al mismo tiempo, cada uno es parte esencial de un complejo sistema marino.
Gracias a ese descubrimiento, muchos otros científicos han creado sistemas de simulación de corrientes oceánicas para predecir las dinámicas del mar. Y ahora, estos sistemas sirven para guiar todo tipo de embarcaciones, diseñar estratégicamente viajes muy largos y encontrar navíos hundidos.
Por otro lado, este hecho fortuito, permitió también corroborar algo que ya sabíamos pero que no habíamos podido comprobar definitivamente: el plástico es un material prácticamente indestructible, o por lo menos, mucho más resistente de los que pensábamos. Algunos expertos consideran que puede durar al menos 500 años aún expuesto a condiciones extremas.
Un trozo de plástico arrojado a la costa bien podría terminar a miles de kilómetros de distancia en las partes más remotas de nuestro planeta, pudiendo llegar a causar diversos tipos de estragos dependiendo de su composición o este caso, de su descomposición.
Aunque algunas aventuras tienen un final feliz, nosotros con recomendamos la contratación de una póliza que cubra al menos los riesgos más importantes. Conviene estar protegidos y tener un SEGURO DE CARGA contra toda clase de eventualidad.
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