Pesadilla Los Estragos de Confinar a Aquéllos cuya Esencia es la Movilidad
La International Chamber of Shipping (ICS) presentó el 29 de Septiembre pasado una carta abierta dirigida a los los Jefes de Estado que asistieron a la Asamblea General de la ONU con el objeto de advertirles que de no restaurar la libertad de movimiento a los trabajadores del transporte en sus respectivos países, el colapso del sistema de transporte global será inminente. Solicitan también, que se les dé prioridad a todos ellos para recibir vacunas reconocidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que se les considere front-liners como si fueran personal de salud. Los transportistas se juegan la vida en base diaria para poder mantener las cadenas de suministro globales y a pesar de ello han sido obviados, soslayados y descuidado por muchos gobiernos en el mundo.
“Las cadenas de suministro globales se encuentran en terapia intensiva, su salud es sumamente frágil. Para preservar el abasto de mercancías dependemos tanto de un marino Filipino como de un camionero de la India. Ha llegado el momento de que los jefes de gobierno respondan a las necesidades de estos trabajadores”. -Stephen Cotton, Secretario General de la Federación Internacional de Trabajadores del Transporte (ITF)
Antecedentes. La gran mayoría de de los transportistas ha venido enfrentando desde hace ya casi 2 años terribles limitaciones, discriminación y dificultades sin precedentes debido a la pandemia, y han pagado un costo personal enorme debido al caos reinante en todas las naciones del mundo en cuanto a regulaciones de tránsito se refiere. Al comienzo de la pandemia se cerraron muchos puertos; los buques llegaban cerca de la costa, pero no se les permitía atracar. Hubo tripulaciones que quedaron atrapadas en el mar durante más de un año sin la mínima idea de cuánto duraría el confinamiento. Aún así, muchos marineros acordaron extender sus contratos por varios meses más para mantener el suministro de alimentos, combustible, medicinas y otros bienes de consumo en todo el mundo. Gracias al Cielo, porque los aviones estuvieron parados un buen tiempo debido también al cierre de fronteras lo cual, por cierto, también impidió el relevo de tripulaciones.
Vacunas, una Pesadilla. Si bien hemos podido seguir adelante, los desafíos no cesan de presentarse. Con la variable Delta se impusieron restricciones de viaje extremas, arbitrarias y abruptas, a veces cambiaron varias veces en el lapso de una semana!! La vacuna no ha podido resolver esos problemas, de hecho, el tema se ha convertido en una pesadilla porque no hay un estándar global, cada nación tiene sus propias regulaciones. Y por si esto fuera poco, debido a la desigual distribución de las mismas a nivel mundial, no todos los países cuentan con vacunas para todos. Esto resulta en transportistas que han recibido seis/ocho dosis de una o varias marcas de vacuna (tres/cuatro regímenes de dos dosis) y otros que no han recibido ni una sola. El Certificado COVID-19 Digital de la UE ha aliviado en parte la presión, pero los cuellos de botella persisten.
Pruebas PCR / Antígenos. En Febrero, Alemania introdujo unilateralmente las pruebas de PCR obligatorias para los conductores de camiones, lo que llevó a los países vecinos, incluido Italia, a imponer restricciones similares para evitar que miles de conductores se quedaran varados en su propio territorio. Esta medida afectó a miles de camioneros que tuvieron que hacer cola durante días en temperaturas bajo cero sin alimentos ni instalaciones médicas. En un solo viaje un marinero, piloto o camionero puede llegar a verse sometido a 10 pruebas de COVID en un lapso de siete días!! Todo depende de lo que en ese momento se les ocurra a los gobiernos de los países por los cuales transitan.
Cuarentena. Pongamos como ejemplo el caso de los trabajadores marinos. Si se retrasa el viaje o se cierra algún puerto o frontera toda la tripulación debe permanecer a bordo. Imagínense, después de semanas o meses en alta mar, antes de la pandemia un par de horas en tierra proporcionaban a estos trabajadores un muy necesario respiro. Hoy en día, en el mejor de los casos, si la tripulación tiene buena suerte, eventualmente algún día podrá bajar pero sólo al llegar a su país de origen. Y cuando eso finalmente sucede, deben hacer cuarentena. Eso significa que usan un mes de sus supuestas vacaciones, aislados, atrapados en una habitación de hotel antes de poder ver a sus familias.
Los hombres y mujeres que trabajan en los buques, en los puertos, los pilotos aéreos y los camioneros son las personas que dirigen la industria del transporte multimodal y hoy por hoy han llegado a su punto de quiebre; exigen mejores condiciones de trabajo, un relajamiento de las restricciones de tránsito y el establecimiento de una regulación estándar de los protocolos COVID.
La misiva que se envió ayer a la ONU y que por cierto también firmó la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), la Unión Internacional de Transporte por Carretera (IRU) y la Federación Internacional de Trabajadores del Transporte (ITF) deja claro que, o se les concede ahora el reconocimiento y la prioridad que merecen a los 65 millones de trabajadores del transporte en todo el mundo, o todos pagaremos bien caro las consecuencias.